MARTA FERNÁNDEZ GUADAÑO

Actualizado Miércoles,17enero2024-00:10

Una noche cualquiera de fin de semana, no solo los dumplings desfilan con soltura de la cocina a las mesas, sino también los numerosos clientes que se acercan en varios turnos desde primera hora de la noche (en realidad, desde última hora de la tarde) a Little Dragon. En el hiperactivo Madrid, donde hay aperturas casi diarias de nuevos restaurantes -muchas acompañadas del bombo y platillo de estrategias de márketing y agencias de comunicación-, este restaurante chino se coló discretamente poco antes del verano del año pasado en la escena culinaria local.

El nuevo local subió persiana en la calle de los Reyes, junto a la Plaza de España, una zona que hay quien llegó a bautizar hace años como uno de los Chinatown madrileños, gracias a la presencia de algunos locales especializados en las diversas cocinas del país asiático, abiertos por oriundos afincados en Madrid (con compatriotas como comensales). El área se extiende hacia Noviciado, donde algunos bares castizos son reemplazados por locales con oferta de cocina china.

Comer bien, auténtico y a buen precio

Entre esa amalgama de negocios, Little Dragon es una garantía para comer bien, auténtico y a buen precio, en un local cuidado donde las cosas se hacen con mimo. Y algo más: este negocio seguramente representa una nueva generación de restaurantes de cocina china, pero sin que su punto moderno -que se nota en su interiorismo e, incluso, en un porcentaje de la clientela que tiende a un perfil joven- esté ligado a un planteamiento pretencioso de algunos chinos pijos abiertos -incluso por grupos- en los últimos años en Madrid.

Hay poco impostado en este restaurante de corte desenfadado que apenas se autodefine, pero cuyo logo ya delata cómo está conceptualizado Little Dragon: una vaporera con un dumpling, elemento central de su oferta, con una gran variedad de estas empanadillas al vapor.

Dentro del equipo de Little Dragon, juega un rol crucial la pareja originaria de Shanghai integrada por Teresa Leng y Alex Zhang, que se encarga de hacer a diario y a mano los dumplings que monopolizan la carta realmente larga, elaborados con una fina masa que después recubre a modo de empanadilla diversas recetas en su mayoría carnívoras.

Las especialidades de Little Dragon

"Especialidades en xiaolongbao, shenjiangbao, wonton y lamian", resume la propuesta del establecimiento. Eso significa que quien se decante por xiaolongbao, encontrará unos dumplings al vapor con receta originaria de Shanghai "rellenos de carne, con caldo aromático cuidadosamente envueltos en masa fina". O, como describen en Little Dragon, "una explosión de sabores en cada mordisco". Acompañados de salsa especial de soja y vinagre, deben comerse de un bocado -casi siempre con ayuda de una cuchara o, para los más diestros, con palillos-, ya que literalmente estos dumplings rellenos de sopa explotan en la boca mezclando lo líquido con el relleno y la pasta exterior. Los hay de carne de cerdo, pollo o trufa con cerdo.

Xianlong bao de cerdo.

Los xiaolongbao, servidos en la mesa en una vaporera, constituyen uno de los grandes éxitos de Little Dragon. Otro son los shenjiangbao, unos deliciosos y esponjosos bollos rellenos de carne de cerdo y verduras, que se cocinan al vapor para después dorarlos en una sartén y así hacer crujiente su parte inferior. El listado de hits a no perderse se completa con los wonton, dumplings rellenos de cerdo -algunos añaden salsa picante y otros salsa de cacahuete y sésamo- y condimentados, envueltos en una masa realmente fina; o hún tún tang, unas sopas -para comer con cuchara- de wonton que pueden ser de cerdo con verduras o con gambas.

Puede ser útil fijarse cómo la carta marca con una estrella esas especialidades para no perdérselas. Eso sí, teniendo en cuenta el grado de picante que cada comensal tolera y que también se mide por guindillas en el menú presentado al comensal.

Curiosidades en su carta

En todo caso, la carta es mucho amplia con el objetivo de probar esta propuesta de auténtica cocina china hecha por cocineros chinos. Hay muchas más opciones, como lamian, sabrosos tallarines artesanales que se pueden tomar, por ejemplo, con pollo salteado y aceite de cebolleta o, si no, en sopa, bajo recetas como ternera guisada o verduras encurtidas y cerdo. Antes, a la comanda se puede añadir algo del apartado de snacks, como la ensalada de pepinos con ciruela, los brotes de bambú salteados con aceite aromático, unos rollitos fritos o el pollo de corral al vapor servido en frío con salsa de soja, jengibre y cebolleta.

Jiqay Huntun tang.

Casi como principales -lo mejor es pedir cosas de diferentes apartados de la carta para compartir, están el zhu bai fan, arroz frito con huevo y cebolleta con una chuleta de cerdo empanado, "típico plato de Shanghai", como aclara la carta; curiosidades como chong you bing, una torta hojaldrada rellena de carne y cebolleta a la plancha; o luó hàn zhai, que se presenta como "inspirado en la tradicional cocina budista", basado en una variedad de verduras, setas y tofu, que se cuecen en una mezcla de especias.

De postre, se pueden pedir unos baos en versión dulce, hechos al vapor y rellenos de una golosa crema de yema de huevo. aparte de helados de judía roja, cacahuete o sésamo. Por el lado líquido, hay apartados de "bebidas caseras" estilo zumos servidos en una jarra de un litro (9 euros), como un mix de ciruela ahumada y aroma de flor de osmanthus; y "bebidas chinas", incluidos varios tés, leche de coco o la cerveza Tsingtao, marca con más de un siglo de historia.

Las raciones de dumplings, entre 4 y 5 unidades, tienen precio medio de 6,50 euros. El tícket medio compartiendo varios platos puede calcularse entre 15 y 20 euros (aunque suele quedar por debajo de los 20). Se puede ir con o sin reserva.

Del escaparate con vaporeras al comedor

Un escaparate con vaporeras y una barra inicial dan la bienvenida a la clientela, antes de pasar a las mesas, con un salón principal al fondo. Decoración moderna -donde no faltan algún oso panda de peluche y algún dragón- para un concepto tan tradicional como actual.

¿De dónde viene el nombre? Podría pensarse que está ligado al relevante significado del dragón en la cultura china (del poder imperial a la prosperidad o la fortuna), pero nada que ver. "El nombre es porque 'xiaolongbao', que significa 'pequeña cesta bollo', se pronuncia igual que 'xiao long', que es 'pequeño dragón'", explican desde el establecimiento.

Little Dragon. Calle de los Reyes, 11. Madrid. Tel. 911 13 20 60. Horario: De martes a domingo, desde las 13 h. y desde las 19.30 h. Reservas, https://littledragon.es/