• Juegos Olímpicos Los Juegos de Tokio no recibirán a espectadores de fuera de Japón
  • Coronavirus El COI comprará Vacunas a China para los Olímpicos

Se apagan las luces, se encienden las proyecciones y de repente el Estadio Olímpico de Tokio se convierte en Neo-Tokio, el escenario del comic Akira, cuyo protagonista, Shotaro Kaneda, inaugura a los Juegos desde su moto roja futurista. Así tenía que haber sido. Así no será. Ya saben por qué.

Dentro de 100 días empezarán los Juegos Olímpicos y lo harán con una ceremonia "sencilla y ajustada a los tiempos" en los que se recordará a las víctimas del coronavirus. Habrá referencias a la cultura pop japonesa y a sus artes tradicionales, aparecerán personajes de manga y de kabuki, pero el show será modesto. Tampoco importará.

Pese a todo, el próximo viernes 23 de julio, 11.000 atletas de 206 países celebrarán que la pandemia ha reculado o, como mínimo, está en ello. A poco más de tres meses para el inicio de la competición, quedan algunas dudas y hay pocas certezas, aunque una de ellas es que, como aseguró el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, "los Juegos Olímpicos se celebrarán cueste lo cueste".

¿De verdad se celebrarán?

Sí, sí. Si hubo dudas este invierno en el Gobierno japonés -tal y como publicó en enero el 'Times'-, ya no existen. Tanto el Ejecutivo nipón como el Comité Olímpico Internacional (COI) han insistido durante las últimas semanas en que "habrá Juegos este verano", en que "no hay un plan B" y en que "se llevará a cabo un evento seguro". Cómo lo harán ya es otro tema. En principio, el plan se basará en las medidas que han permitido retomar competiciones como la Champions, la NBA, el circuito ATP de tenis o el Mundial de Fórmula 1: una Villa olímpica más cerrada que nunca, pruebas PCRs, distancia de seguridad, mascarillas y gel hidroalcohólico.

Eso sí, el COI todavía aspira a que un porcentaje notable de los deportistas lleguen vacunados. El organismo compró a China vacunas para todos los clasificados y países como Estados Unidos han prometido que los suyos llegarán inmunizados. Otros como España -o Japón- no lo han hecho público, pero también tienen esa meta. El objetivo es que no haya un brote entre los deportistas que obligue a cancelar competiciones. Que haya casos aislados parece inevitable.

Un cartel en el metro de la ciudad.KIM KYUNG-HOONREUTERS

¿Serán unos Juegos más bien feos?

En principio, no. O al menos no por culpa del coronavirus. Por primera vez en casi dos décadas, faltarán Usain Bolt y Michael Phelps, las estrellas de las últimas ediciones, pero estarán Simone Biles, Eliud Kipchoge o Katie Ledecky. El espectáculo volverá a ser fascinante, aunque para los atletas habrá incomodidades. Llegarán a Tokio con el tiempo justo -cinco días máximo- para competir, antes sólo saldrán de su piso en la Villa para entrenar, muchos se perderán la ceremonia de inauguración, las reuniones con otros deportistas estarán prohibidas y deberán regresar a su país 48 horas de su prueba. Pero por lo demás...

En realidad, los grandes perjudicados serán los espectadores que tenían previsto viajar a los Juegos, pues no podrán hacerlo. En el público sólo habrá japoneses, supuestamente cubriendo el 50% del aforo como mucho, como ya ocurre en la Liga nacional de béisbol. Para los aficionados españoles acostumbrados a ver los Juegos por televisión esos huecos en las gradas serán las únicas rarezas: finalmente TVE también emitirá las competiciones y, gracias a la diferencia horaria (siete horas más en Japón), la mayoría de las finales serán al mediodía. Buena hora.

Entonces, ¿empezamos ya a calcular medallas?

Empecemos. Algunos procesos de clasificación han sufrido sustos por culpa del coronavirus, pero la mayoría de deportes ya saben quiénes serán sus competidores y, con esas listas en la mano, España puede ser optimista. ¿20 medallas? Se puede. Tokio servirá para despedir la edad de oro del deporte nacional y eso no es poco: Rafa Nadal, Pau Gasol, Alejandro Valverde, Mireia Belmonte, Saúl Craviotto, Raúl Entrerríos, Lydia Valentín, Javier Gómez Noya, Maialen Chourraut... Con más o menos opciones, todos pueden subirse al podio en su adiós y tendrán compañía de jóvenes.

Carolina Marín, Jon Rahm, Orlando Ortega, Niko Shera, Jesús Tortosa, Garbiñe Muguruza, Mario Mola, el 470 de vela, hasta nueve selecciones... y, por supuesto, el kárate. En uno de los cinco deportes nuevos, España tiene dos opciones claras de medallasconSandra Sánchez y Damián Quintero. A priori puede ser una edición francamente alegre para la selección, aunque estas predicciones siempre pueden torcerse.

¿PUEDE DAR JAPÓN UN PASO ATRÁS?

Rotundamente, no. La antorcha olímpica ya está en movimiento -con sobresaltos, eso sí-, todas las instalaciones ya han sido construidas e inauguradas, la factura olímpica para Japón ya se ha cerrado en 21.000 millones de euros y televisiones y patrocinadores ya han programado sus campañas. ¿Qué puede fallar? Sólo un ataque de pánico del Gobierno japonés ante una nueva ola de contagios podría frenar los Juegos, pero es improbable.

Primero, porque el país asiático pasó su peor momento de la pandemia en enero -con más de 100 fallecidos al día- y, pese a ello, no renunció. Y segundo por la vacunación. Es cierto que Japón sólo ha aprobado la vacuna de Pfizer y que su ritmo es extraordinariamente bajo -sólo un 0,5% de la población está inmunizada-, pero su Ejecutivo ha prometido que a finales de junio los 36 millones de mayores de 65 años del país habrán ya recibido el pinchazo. Quedan algunas dudas, pero habrá Juegos Olímpicos de Tokio.

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